Hola, buenas tardes, cómo están todos? Y hablaremos sobre la pandemia. La pandemia fue algo muy triste para mí, ya que se dejó de ir a la escuela a los niños, teníamos que andar con tapabocas, teníamos que lavarnos las manos a cada momento, teníamos que cada persona que se nos acercara estuviera enferma.
Muchas veces entre nuestros mismos nietos, nuestros mismos hijos, nuestros mismos vecinos, teníamos miedo, teníamos miedo de salir, porque veíamos que mucha gente estaba internada y fallosía. Yo tuve una experiencia muy fuerte, porque una hija postisa que vivió conmigo,
me avisaron sus hijas que estaba internada, y yo, mis hijos naturales, no me dejaba ni ir a verla, porque yo soy una persona adulta que podía ello contraer la enfermedad, soy diabética, soy hipertensa, y no, no, no querían, porque temían por mi salud, pero ellos tenían tanta necesidad de ir a verla, de estar con ella, pero ni en el sanatorio nos permitían, solamente la información por teléfono.
Hablé con ella en una llamada por teléfono, y estaba muy contenta, y me agradeció que le hubiera llamado y que estuviera yo al pendiente de ella. Yo quería apoyar a sus hijas, pero mi familia no me dejara por mis problemas, por miedo que me pasara lo mismo.
El fin de semana esta persona le dijeron que estaba bien, pero el doctor que la estaba tendiendo, que le dijo que ya se podía ir, no se presentó, y a mí me avisaron el lunes que ella había muerto.
Fue muy triste para mí, no fue si fue negligencia o qué pasó, pero toda la persona que entraba en los sanatorios no tenía buen resultado, no sé si por falta de información, por las noticias tan amarillistas que salen, mucha gente se perdió.
Yo, gracias a Dios, pasé la pandemia, pasé la pandemia, pero fue muy difícil para mí, para mis nietos, para mi familia, y para todos.
