Me sentí todos esos años en la oscuridad. No había ni un solo rayito de luz. Fue como estar en un vacío. No había salida. Para mí como para otros. Me dio miedo que mi familia y amigos les pasara algo. No sabía qué hacer si llorar o esconderme. ¿O qué hacer?
Hasta que llegó el día en el que por fin había llegado la vacuna. Fue un milagro. Al parecer todavía había esperanzas. De esperanza. Fue una gran alegría. Volver a ver a mis amigos, familiares, etc. Ya no estábamos en ese vacío. Éramos y somos libres. Aunque todavía vivimos en el miedo.
Pero no es igual que antes.