Entre tantos sucesos a causa del COVID vienen a viene a mi mente uno de esos acontecimientos que, pues quizá chusco pero que dejó me dejó un recuerdo, eh? Resulta que mi esposa en uno de esos días guisó unos panecillos. Y me dice oye, tomé estos panecillos y llévaselas a mi vecina ya a la vecina.
Dijo sí, a la vecina no. Pues yo tomé los panecillos con la ilusión de ver y platicar con la vecina. Bueno, pues voy, tomo los fans, voy, toco la puerta de la vecina y por de adentro me me dicen quién. Soy yo, su vecino. Ah, qué bien, qué se le ofrece? Mire, le traigo unos panecillos. Que le manda a mi esposa, dice ah, muy bien, eh?
Le digo gusta abrir para entregárselos. Dice no, no puedo salir. Le tengo mucho miedo. Le tengo pánico al COVID, pero dejémoslos ahí en la puerta. Yo ahorita. Que usted se vaya, abro para recogerlos y chin, pues ni modo así perdí la oportunidad en esa ocasión de ver y platicar con mi vecinita es uno de los recuerdos que me dejó el COVID.
Pero bueno, aquí estamos.