Mi impresión más fuerte, mi experiencia más triste sobre el COVID es cuando supe que mi amiga Iracema, Nav, contadora en plena plenitud de sus facultades en la cúspide de su carrera, cae en COVID y es hospitalizada, totalmente incomunicada, duró unos ocho días,
totalmente incomunicada con la desesperación de sus hijas que querían verla, que querían hablar con ella y a mi imagino también la desesperación de mi amiga pensando en cómo estarían sus hijas, cómo estaría su familia y ella sin poder comunicarse con ellos, que triste, yo vi a sus hijas totalmente desesperadas y la desesperación mía también de no poder ayudarlas,
de sentirme totalmente imposibilitado, de poder solamente ayudarles moralmente, tratando de levantarles el ánimo, pero finalmente mi amiga murió, fue una experiencia muy triste para mí y toda mi familia, ya que era una gran amiga que para nosotros era como un familiar.