Hola, soy Mireya, tengo 56 años y esta es mi experiencia en tiempos de pandemia.
Un día como cualquiera al estar realizando la limpieza de mi casa me percaté de que no percibía el olor al limpiador que utilizaba. En ese momento pues no le di importancia, donde sí me di cuenta cuando me subí a mi carro y al ponerme el gel de manos, este no olía nada.
Igual no le di tanta importancia, pero al seguir haciendo mis quehaceres, ya me di cuenta total que no olía. Ahí sí me dio miedo, me llene de pavor, pues en ese momento lo único que se oía es muchísimos desesos de la población, entre ellos compañeros de trabajo, vecinos y conocidos.
Entonces para mí fue fuerte el aceptar que ya me ve infectado de COVID. Pero creo que fue más el miedo que sentí, que en realidad que los siento más, puesto que lo más fuerte fue la tos y el que se me desgarraba la garganta de lo persistente, de lo fuerte de la tos. No perdí el sentido del gusto, o sea me daba hambre, no así el olfato, ese sí lo perdí completamente, pero el saber que podría morir eso me lleno de angustia. Pero inmediatamente lo más pesado fueron tres días, enseguida yo empecé a ver que mejoraba, que mejoraban los síntomas que ya no me sentía tan mal.
Entonces entendí que nuestro sistema inunológico es un defensor supremo y que juega un papel preponderante en nuestra vida, en nuestra salud.