Hola, buenos días. Soy Carmen Villalobos. Para mí la pandemia fue una experiencia que realmente nunca pensé vivir. Fue un año lleno de confusión, de dolor.
Realmente fue una pesadilla. Por algo dicen que fue un año que no contó porque realmente no lo vivimos.
No lo vivimos, yo creo que nadie. Lo vivimos como siempre con estas actividades cotidianas. En las noticias locales veíamos, escuchábamos que desean lo mismo mañana, tarde y noche.
Toda la gente que estaba muriendo y lo peor y más triste era que estaba muriendo sola porque no permitían la entrada de ningún familiar. No permitieron la entrada y entonces se veía como en los hospitales llegaban los servicios funerarios y ya llegaban, se los llevaban y que nada más entregaban las cenizas a las personas. Entonces no tuvieron tiempo ni de despedirse ni de estar con ellos en sus últimos momentos. Eso fue muy doloroso.
Buscando en internet encontré otra información que decía que esa enfermedad era curable con ciertos medicamentos y fortaleciendo nuestro sistema inmunológico. Pero luego censuraban a los médicos que daban esa información y eso causó más confusión y miedo. Miedo porque seguíamos viendo cómo murían. No había una solución. Y el miedo pues nos estaba causando que nos bajaran nuestras defensas todavía más.
Nos causó mucho dolor porque enteré de la muerte de muchas personas cercanas y no pudimos acompañarlas.Muchas personas ya no visitaron a sus padres o a sus abuelos por miedo a causarles un contagio de esta enfermedad. Y muchos murieron solos en sus casas.
Bueno, ni al parque podíamos salir.Perdón, nos permitían. Cerraron las iglesias. Eso también causó mucho dolor. Para los que somos católicos significó no poder participar de la Sagrada Eucharistía.
En conclusión, yo creo que fue un tiempo que se detuvo. Un tiempo que no vivimos. Un tiempo que ojalá no volvamos a vivir. Y creo que también nos dejó muchas experiencias. Nos dejó muchas experiencias y fortaleció mucho la unión familiar. Y bueno, pero también así fue un año y un tiempo de mucho dolor.